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El street art tuvo sus humildes inicios en las calles de las ciudades, donde artistas anónimos se aventuraban a plasmar sus pensamientos y emociones en las superficies urbanas. Aunque sus obras carecían del reconocimiento y la atención que merecían, estos primeros exponentes del street art sentaron las bases de lo que se convertiría en una revolución artística. A mediados del siglo XX, en la ciudad de Nueva York, surgieron los primeros grafitis en las estaciones de tren y los vagones subterráneos.

Este movimiento clandestino se convirtió en una forma de protesta silenciosa y un medio de expresión para comunidades marginadas. Los artistas, conocidos como "writers", se esforzaban por dejar su marca en un mundo que a menudo los ignoraba. Sus obras hablaban de identidad, desigualdad y descontento, todo ello en un lienzo efímero de hormigón y acero. A pesar de los obstáculos y la persecución, el street art comenzó a ganar notoriedad, y en las décadas de 1970 y 1980, se expandió a nivel global. Las ciudades se convirtieron en galerías al aire libre.

El street art no se limitó a las paredes urbanas, sino que también se infiltró en la conciencia colectiva y los eventos históricos. Durante las décadas de 1980 y 1990, el graffiti y el arte callejero se convirtieron en una herramienta de activismo político y social. Artistas como Keith Haring y Jean-Michel Basquiat utilizaron sus obras para abordar cuestiones como el sida, el racismo y la desigualdad. Sus mensajes visuales eran una llamada a la acción y un recordatorio constante de las injusticias que persistían en la sociedad. En lugares como el Muro de Berlín y los territorios palestinos, el street art se convirtió en un medio de resistencia y solidaridad.

Hoy en día, el street art ha evolucionado de la clandestinidad a la corriente principal. Artistas como Banksy y Shepard Fairey han alcanzado renombre internacional, y sus obras se venden por cifras astronómicas. Aunque el street art ha perdido parte de su espíritu contracultural, sigue siendo una voz poderosa en la cultura contemporánea. Se ha convertido en una forma de arte legítima que se exhibe en galerías de arte y museos de renombre, y sus mensajes siguen siendo relevantes en un mundo en constante cambio. El street art continúa desafiando las convenciones y recordándonos que el arte tiene el poder de provocar reflexión y cambio en la sociedad.

En la actualidad, el street art ha visto la aparición de una nueva generación de artistas que continúan su legado de desafío y expresión creativa. Estos artistas contemporáneos utilizan las calles como lienzos para abordar temas que van desde el cambio climático y los derechos humanos hasta la tecnología y la cultura popular. Uno de los eventos más destacados fue cuando el enigmático artista Banksy sorprendió al mundo al destruir su propia obra en una subasta, creando una performance en vivo que dejó a todos atónitos. Esta provocadora acción generó un debate global sobre el arte, el mercado del arte y la autenticidad. El street art, en todas sus formas y manifestaciones, sigue siendo una fuerza cultural influyente que desafía las normas y nos invita a reflexionar sobre nuestro entorno y nuestra sociedad.